Diario de Ulises (I)
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Diario
de un marinero de Ulises
De repente
vimos una isla. Ulises nos dijo que nos pusiéramos cera de abeja en los oídos
para no escuchar a las sirenas.
Nos pidió que
le atáramos al mástil para que al oír el canto de las sirenas no le pasara
nada.
Nos ha contado
que la gente se tira al mar al escucharlo, pero Ulises no se pudo tirar porque
estaba atado.
Eso sí, se
puso a gritar: ¡Soltadme! ¡Soy vuestro capitán! ¡Es una orden! Pero nosotros no
le oíamos por la cera. Por fin dejamos atrás la isla y volvimos a casa.
Hugo, 4º A Primaria
Ulises pidió
que le atasen al mástil porque quería escuchar el canto de las sirenas. Para
saber por qué enloquecía tanto a los hombres y, aunque dijera que le soltasen,
poder estar seguros. A la tripulación nos dio cera para que nos la pusiéramos
en los oídos. A pesar de que se retorcía con violencia y gritaba, no le
soltamos ni tampoco le oíamos.
Inés, 4º A Primaria
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